viernes, 8 de febrero de 2013

Sabaidee Laos!

Un poco de Laos:

10.000 Kips son 0.90€

Hablan muchos dialectos distintos del Lao, pero todo el mundo sabe hablar Lao propiamente.
Es un país muy rural, ha excepción de las grandes ciudades, la mayoría de la gente vive en casas fabricadas con bambú o madera.

Buenos dias o Hola en Lao es: Sabaidee

La llegada


Pasamos la frontera mas rápido de lo que esperábamos, primero cruzamos el río Mekon en un barquita, el trayecto no duró más de 10 minutos y seguidamente nos dirigimos a la ventanilla para pagar el visado ($40) y presentar el pasaporte, en 10 minutos más teníamos los pasaportes sellados.



La primera impresión no fue muy distinta a Tailandia, con la diferencia que al pasar la frontera había un puesto de bocadillos, con pan de baguette, algo que para nosotros era sorprendente después de estar más de un año sin ver pan normal.


Lo primero que hicimos en el país fue ir a sacar dinero (1.000.000 Kip + 20.000 Kip de comisión) y coger un Tuk Tuk para llegar a la estación de bus e irnos a Luang Namtha, dónde teníamos la idea de hacer algún trekking y visitar la zona.


Por la carretera vimos muchos poblados muy muy rurales, casetas hechas de bambú y muchos niños cargando y batiendo contra el suelo unas ramitas verdes.




Luang Namtha


El billete de bus nos costó 60.000 kips a cada uno y tardamos 4 horas en llegar. El bus no era bien bien un autobús sino un minibus, lleno hasta los topes de bolsas, pero pudimos caber 25 personas en él.

Este era otro bus, pero como veis no desperdician nada para llenar el autobús:




En ese trayecto conocimos a dos holandesas Sonja y Catharina, con las que tras revisar su guia nos hospedamos en el mismo hotel, el Zuela por 70.000 kips la noche (6.20€), un hotel que estaba muy bien por el precio que pagamos.

Durante el camino a Luang Namtha podíamos empezar a ver que Laos no se parecía a Tailandia como nos habían dicho. Así como Tailandia la podríamos poner en medio de europa y no cantaría mucho y menos tal como esta la cosa allí (buenas infraestructuras, fácil de viajar y un país bastante desarrollado), Laos o de momento el norte de Laos, era un país muy rural y muy poco desarrollado.

Al día siguiente alquilamos una moto y fuimos por los alrededores de la ciudad. 
Queríamos visitar unas cascadas que había cerca, pero tras llegar a ellas nos decepcionamos... eran unas cuantas rocas con un poco de agua que caía por ellas, llegamos a la conclusión que en la época de lluvias debe ser impresionante, pero vamos, que tampoco mucho. No se merecen ni foto.





Al salir de las cascadas nos cruzamos con las holandesas, que también habían alquilado una moto con la misma idea que nosotros.




Tras tomarles esta foto después de 10 minutos nos las volvimos a encontrar...

Llegamos a un poblado muy pequeño, situado a lado y lado de la carretera, y a lo lejos vimos a las dos chicas sentadas en el suelo y rodeadas de 5 o 6 locales... Tras ver unos cristales de un retrovisor en el suelo comprendimos lo que había sucedido. 

La gente del poblado les estaba limpiando las heridas con betadine y gasas y les habían apartado la moto a un lado. Habían tenido un accidente, nada del otro mundo, pero estaban un poco magulladas.

En estas circunstancias uno no sabe bien bien que hacer... nos dijeron que estaban bien que solo había sido el golpe y el susto, pero Catharina parecía que no podía mover demasiado su mano derecha. Ninguna de las dos se veía con fuerzas para coger la moto, así que Mario y yo nos fuimos directos a la ciudad a buscar a alguien que pudiera recogerlas a ellas y a la moto.

Estábamos tan solo a 15 minutos, y una vez allí nos dirigimos a la tienda de alquiler de motos dónde ellas habían alquilado la suya, pero el dueño no hablaba ni papa de inglés... así que fuimos a buscar al chico de nuestro hotel para que nos hiciera de interpreté y tras entender lo que le queríamos sacó su ranchera nuevecita y nos fuimos a buscar a las chicas.

Todo quedo en susto, cuatro moratones y un arañazo, pero increíble la atención de la gente del poblado que las atendió al instante.




Tras dejarlas en la ciudad seguimos con nuestra ruta por los alrededores de Luang Namtha, aquí es donde empezamos a disfrutar de la sensación de conocer cosas por uno mismo. No hicimos demasiado pero solo por los paisajes que encontramos a nuestro paso y cruzar pequeños poblados hizo que empezáramos a cogerle el gustillo a la moto. 


Aquí un buda ayudando a la comunidad a secar la ropa.
Esa misma noche nos volvimos a encontrar con Sonja y Catharina, el susto de la moto no les quitó las ganas de disfrutar de Laos, así que junto con ellas y Michal y Sophia ( una pareja de Polonia que también conocimos en el bus) contratamos un trekking de una noche para la mañana siguiente por 340.000 kips por persona en el mismo hotel Zuela.

El precio a priori nos parecía bastante caro, pero comparado con el resto de oficinas que organizaban rutas de estas, paso a ser un precio asumible, pero caro... La cosa es que en este pueblo como en muchos otros han adoptado el Eco-Turismo como manera de organizar las excursiones y trekkings, por lo que aseguran que un 32% del precio se va integro a los poblados en los que te acogen y el resto repartido entre el guia, el transporte, la agencia, impuestos...


El trekking


A las 8 de la mañana nos estaba esperando una furgoneta en el hotel. Tras dejar nuestras mochilas en el lobby del hotel se presentó nuestro guía Hak (o algo así) con muy buen inglés y bien preparado de comida.
Empezamos des de un poblado a una hora de Luamprabhan, dónde todos los niños se nos acercaron, parecía que pocas veces hubieran visto algún turista, debían pensar que éramos muy raros…. “Gente blanquita de piel” o ¨Chicas gigantes¨ .. eran muy graciosos.




Solo llegar allí, cogimos todo lo necesario para pasar los próximos días. Comida y agua, cada uno cargaba su propia agua, pero la comida y algunas cosas se las dieron a dos niñas de 13 años que nos acompañarían los dos días. Nosotros no nos gusto mucho que unas niñas tan pequeñas tuvieran que hacer este trabajo. 

La verdad que las bolsas pesaban bastante para unas niñas tan pequeñas que deberían estar en el colegio en vez de haciendo de sherpas. Así que mas o menos nos repartimos las cosas entre nosotros. Nos miraron un poco raros por cargar nosotros con el peso. 
Le preguntamos a Hak si estas niñas iban o no al colegio y nos dijo que si, pero que ahora estaban de vacaciones por que habían acabado los examenes finales... no sabemos si era o no verdad, pero no hablan nada de ingles y se supone que en colegio hacen ingles de vez en cuando...



Tengo que reconocer que yo estaba un poco asustada de encontrar alguno de esos bichillos que se enganchan a la pierna y empiezan a chupar sangre.. sisi SANGUIJUELAS, habíamos leído que estaba lleno de ellas!!!



A partir del poblado nos adentramos en el bosque y durante las siguientes 4 horas estuvimos andando cuesta arriba, pasando por pequeños caminos y escuchando lo que nos contaba el guía sobre el país y la zona. No fue difícil pero si un poco cansado, hay que admitir que no estamos en plena forma… 


Finalmente llegamos a una cabaña, ese seria nuestro hotel esa noche, habían alguna ollas, platos y colgado de las vigas una especie de colchones de hamaca. Montamos nuestras camas a base del fino colchón de hamaca en el suelo y una mosquitera.
Cerca de la cabaña pasaba un río, donde Hak se zambullo con una red y pesco algunos peces, eso seria parte de nuestra cena. 





Una cena en dónde no nos faltaría de nada. Hak estuvo como unas 3 horas cocinando en el fuego que había encendido enfrente la cabaña.

Unas hojas de platanero hicieron de mesa y en ella probamos deliciosos platos típicos de Laos, como el pescado triturado superpicante, cerdo con verduras, sopa de tomate, sopa de flor de plátano, stiky rice… vale el picante yo no lo probé pero Mario sí.
Pesé el calor que hizo durante el día, la noche fue todo lo contrario, bien fría… suerte de las mantas que habían en la cabaña!




La mañana siguiente Huk se levantó más temprano que nosotros y nos preparó tortilla con especies y más stiky rice para desayunar.

Nos costó un poco comer arroz para el desayunó… pero había que estar bien lleno pero la caminata.

Esta vez pudimos disfrutar mas andando por la montaña, no habían tantas subidas y íbamos cambiando de entorno, pasamos entre cañas de bambú, arboles gigantescos, ríos…

A las 4 horas llegamos a una carretera, al otro lado podíamos ver otro de los poblados de la zona, nos dirigimos a él.

Por cierto, no encontramos ni una sanguijuela!

La gente nos miraba como si fuéramos algo extraño, pero no creo que fuéramos los primeros turistas que veían. El guía habló con un par de personas de allí y nos hicieron ir a una de las casa para comer.



Foto de grupo después de comer antes que las niñas marcharan a casa


Después de comer allí pusimos rumbo al ultimo punto de estos dos días de trekking, aunque a partir de ahora nos moveríamos con Tuk Tuk. No dirigimos a un poblado de la zona, donde podríamos ver como vive allí la gente. Como habíamos estado viendo durante días, el poblado por dentro también era muy precario y rural. 

Hak nos contó que aquí podríamos ver a algunas de la mujeres, sobretodo las mayores, sin cejas. La cosa es que antes cuando se casaban las mujeres de depilaban las cejas. Como aquí la gente se pone un anillo en el dedo, pues allí se depilaban las cejas. Ahora esta costumbre no es mas que una antigua tradición y las mujeres no tienen por que hacerlo si no quieren.


Esta mujer, por ejemplo, no tenia cejas.




Y así fue todo, se había acabado nuestro trekking de dos días por el Nam Tha. aunque había trekkings de mas días creemos que tuvimos suficiente con uno de dos, no estamos hechos para caminar demasiado.






Por la noche fuimos al night market a cenar como hicimos la primera noche y con unas cervecitas acabamos el día, no quedaba mas que preparar las maletas y dormir que al día siguiente seguíamos nuestro camino por el norte de Laos. 

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